Archivo de junio, 2018


El 2DS presenta una estrategia para satisfacer la demanda de servicios energéticos de uso final en las ciudades, acompañado de una reducción considerable del consumo de energía primaria y de sus impactos medioambientales. De hecho, las ciudades no solo impulsan la demanda energética y sus impactos medioambientales; también pueden ofrecer grandes oportunidades para orientar el sistema energético mundial hacia una mayor sostenibilidad. El hecho de acelerar la implementación de tecnologías energéticas limpias en el entorno urbano y de promover cambios de comportamiento entre sus ciudadanos puede disociar notablemente el crecimiento del consumo urbano de energía primaria y de las emisiones de carbono, del aumento del PIB y de la población, garantizando al mismo tiempo un acceso continuo a los servicios de uso final. Por ejemplo, en el 2DS, la demanda urbana de energía primaria puede limitarse mundialmente a 430 EJ de aquí a 2050 (el 65% de la demanda de energía primaria total), lo cual representa un aumento inferior al 20% desde 2013, mientras que durante el mismo período, se espera que la población urbana aumente un 67% y el PIB un 230%. Respecto a los niveles en el 6DS, las emisiones de carbono derivadas del consumo energético urbano podrían reducirse un 75% para 2050. En general, el potencial de reducción de emisiones relacionado con el consumo energético urbano de aquí a 2050 en el 2DS asciende a 27 gigatoneladas (Gt), lo cual equivale al 70% de las reducciones de emisiones totales en el 2DS (Gráfico 1.2), y no sería posible sin la transformación de los sistemas energéticos urbanos.

En el 2DS, la demanda energética final en los sectores de los edificios y el transporte urbanos en 2050 se reduce en un 60% (unos 80 EJ) con respecto al 6DS. Estos ahorros energéticos pueden hacerse realidad evitando la “necesidad” de una serie de servicios energéticos de uso final (p. ej., reduciendo la longitud y frecuencia de los trayectos en ciudades compactas) y con más opciones de eficiencia energética para satisfacer el mismo nivel de demanda de servicios, como el cambio del modo de transporte reemplazando el coche personal por el transporte público, caminar e ir en bicicleta. Los ahorros energéticos y los combustibles de bajas emisiones de carbono en edificios y transporte urbanos pueden entrañar una reducción directa e indirecta (i.e., generación evitada de electricidad y calor) de las emisiones de unas 8 Gt de aquí a 2050 en el 2DS (con respecto al nivel logrado en el 6DS), lo cual equivale a casi dos tercios de la reducción total de emisiones de estos dos sectores y a cerca del 40% de la de todos los sectores de uso final. La clave de una parte importante de este potencial de energía sostenible en sistemas urbanos radica en una mayor electrificación de los usos finales (la electricidad es el mayor vector energético urbano en el 2DS para 2050), por ejemplo, mediante bombas de calor y vehículos eléctricos, acompañada de un sector eléctrico con drásticas reducciones de emisiones de carbono.

Fuente: IEA